Los gatos negros tienen mala fama desde la antigüedad, se asociaban con brujas y maleficios y muchos terminaban en la hoguera al igual que sus dueños.
Sin embargo, cuando el gato negro tenía unos pelos blancos en el pecho o en el vientre, se decía que tenía el dedo de Dios, ya eran buenos gatos y se salvaban de la quema.
Así es mi Mori, una gatita negra con pelitos blancos en el pecho y en el vientre. No se si tendrá algo que ver, pero desde luego es una gatita mansa, buena y cariñosa que nunca te echa las uñas ni te hace un rasguño.
Debe de ser EL DEDO DE DIOS.